Todo estaba en orden, cada segundo parecía ser perfecto, fluían sentimientos, como un río eterno.
No quería perder ese instante, ese calor. A medida que iba avanzando el tiempo, se iba oscureciendo todo, como si estuviera predestinado. Deseos de dar marcha atrás iban aumentando a medida que la oscuridad lo absorbía todo, como los Dementores de Harry Potter, parecía tan imaginario...
Tenía miedo, quería detener el tiempo y no podía, derramaba lágrimas para poder deternerlo, pero parecía ser que no daba abasto.
Esta ciudad me queda grande, y esta habitación pequeña.
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