Hace buen día, cada vez que giro la cabeza, veo las hojas de los árboles brillando, como si estuviesen decoradas, bailando con el son del viento, y tentándome a bajar al parque para dar una vuelta y volver a mis días de reflexiones matutinas.
Toca hacer mucho trabajo, el tiempo se convierte en oro y a la vez ceniza.
No es posible darme estos caprichos "necesarios", las obligaciones se han vuelto muy estrictas.
A veces pienso que es mejor dejar las obligaciones para más tarde, pero luego se hacen más pesadas.
Quiero ser una niña, con su vestido hasta las rodillas, manchada un poco de tierra de tanto jugar en el cesped y los columpios, cuya única preocupación es perder el zapato de su muñeca.
Aunque seguro que no sabe lo que significa la palabra "preocupación".
Aún así, me gusta mi edad, ya pasé por la infancia, ahora disfruto de los 20, de otra manera, sentada en la silla y haciéndo prácticas, pero bueno, uno le termina cogiendo el gusto a todo, después de tanta costumbre.
Fin de los pensamientos de mi cabeza. xD
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