Es lo que decimos todos allí, es lo que oímos todos allí.
No sé como puedo explicar lo que siento hoy y lo que he sentido siempre que he tenido que despedirme de este lugar.
Me es difícil saber qué puedo compartir en público, aunque este sea un lugar más donde dejo mis pensamientos.
Estoy muy triste y siento una agonía de manera tan intensa que se me hace insoportable.
Anoche llegué y respiré el aire de esta gran ciudad, ya empecé a echar de menos el olor a naturaleza viva, el caminar por la tierra, por las piedras, por el jardín, el acogedor silencio,...
Las flores, los árboles, los caminos, las puertas, las escaleras, el tilak, los saris, las estrellas, la C, el frío, los abrazos, las manos, los nombres, los ojos, los olores, los vestidos, la comida, la bebida, los platos, el agua fría, el rio, el puente, las hojas, la vaquería, las vacas, el templo, las deidades, los amigos...
Tantas cosas vividas de forma tan apasionada y profunda. Se me hace increíble creer que todo esto haya sido en una semana que ya pasó y no se repetirá, quizás similares pero nunca las mismas.
En este lugar he dejado mi mente y mi corazón, es como si no hayan vuelto conmigo y se hayan quedado allí esperando mi eterno regreso.
Este lugar es mi familia, mi raíz, mi ser.
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